Por Sharom Nadine
No sabía yo lo divertido que era flirtear, hasta que lo hice como mujer.
Para mí como hombre, coquetear fue siempre un ejercicio penoso y
falso, sin resultados reales a la hora de impresionar al objeto de mis
deseos, una movida que se dejaba ver casi desesperada y acartonada,
nunca entendí como los hombres con frases hechas y poses de “macho alfa” podían conseguir algo más que risillas burlonas y negativas directas durante el complejo arte del ritual de apareamiento.
Como chico, al ver que mi capacidad de coqueteo era cercana a nula,
tuve que cimentar, en la buena conversación y el sentido del humor, mi
acercamiento a la chica que me interesaba, y empecé a sentir que el flirting, era un intento vacío de aquellos que tienen poco que mostrar a una posible pareja.
De la misma manera cuando como chica, comencé a relacionarme con
personas de ambos sexos a quienes por alguna razón les parecía atractiva
o ellos a mí; no sabía qué hacer, o como desenvolverme, o como hacerles
saber en esa mágica y discreta manera que tienen las mujeres de
envolver y enloquecer. No me atrevía a hacer ninguna “movida” o a coquetear en ninguna forma, no sabía de lo que me perdía.
Pues resulta, que coquetear desde el punto de vista de una chica, no
sólo se me da, sino que modestia aparte, se me da muy bien. Todo eso de
las miradas entre las pestañas, las risitas contenidas, el lenguaje
corporal, los sutiles dobles sentidos, el agradecimiento a un piropo o
la sonrisa brillante y el brillo en los ojos, son sólo otra expresión
más de mi ser femenino, de mi alma de mujer.
He aprendido el gusto por el coqueteo, lo divertido que es mostrar
interés, el dejarse desear, el jugar a ser la difícil aunque te estés
rindiendo por dentro, a declinar con gracia y elegancia, a hacer sentir a
la otra persona bien en tu compañía y al final lograr que esa persona
ponga todo su interés en ti. En una palabra es maravilloso.
Pero no sólo he aprendido a flirtear yo, sino que también he
aprendido a disfrutar otros flirteando conmigo. Las chicas y chicos
femeninos, en una batalla entre similares, utilizando las mismas armas y
los mismos artificios, o con los chicos y las chicas de actitud más
dominante, con quienes simplemente me dejo ser, y aquellas frases y
poses que antes no entendía, ahora me fascinan cuando van dedicadas a
mí, cuando buscan conseguir mi atención.
No es que sea yo una femme fatale o más deseable que cualquier otra, pero cuando me pasa es algo digno de ser disfrutado.
Qué divertido es flirtear cuando lo haces como mujer.
-Contacto: sharom_lover@yahoo.com
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