Por Sharom Nadine
Soy la T invisible y silente del LGBT, soy travesti de closet.
Soy la T invisible y silente del LGBT, soy travesti de closet.
De diario tengo aspecto, actitud y vida de varón, pero en casa y
cuando me provoca soy una princesa. Amo mi dualidad, me encantan las dos
caras de mi moneda, de hecho darme la libertad de ser mujer, me ha
ayudado a ser mejor hombre, me ha enseñado cosas que de otra manera no
hubiese podido aprender.
La cosa es que en lo que respecta al mundo real y al mundo del
ambiente LGBT no existo, las travestis gay, las mujeres trans, los gay,
mujeres lesbianas y heterosexuales, no saben y no pueden creer que
existamos; vivimos en un closet eterno que nos tiene tan escondidas no
solo de nuestras familias, amigos y trabajos, sino de la misma comunidad
a la que pertenecemos.
Es muy difícil ir por allí explicándole a todo el mundo quién eres,
como es que si te vistes de mujer y no
seas gay, que no te gusten los hombres, que no tomes hormonas o no
quieras hacerte los pechos. La diferencia entre sexo, género e
inclinación sexual no están claras para todos y eso para mí y las chicas
como yo, es un problema.
Gracias al nunca bien ponderado facebook, he conocido cientos de
chicas en mi misma situación, casadas o solteras, cuyas esposas saben o
no, con trabajos que van desde policía, gerente de banco, diseñadores
gráficos, comerciantes, abogados, ingenieros y pare usted de contar;
todas ellas, al llegar a casa, en sus ratos libres o a escondidas, dejan
salir su feminidad, se dejan ver por el espejo, se ponen la más bella
ropa íntima, se maquillan con esmero, coquetean sus tacones y faldas al
silencio, viven su vida virtual a través de las redes sociales y las más
atrevidas, se toman fotos o se dejan ver por webcam.
El punto es que existimos, pero tenemos dificultades que poc@s
enfrentan. No es salir del closet, es salir del closet en vestido y
maquilladas, pero luego volver a ser el hijo, padre, hermano, compañero
de trabajo o amigo; nuestras dos caras no están reñidas, no se pelean,
no se odian, se complementan.
Tú no sabes quién se sienta a tu lado en el metro o en la consulta
del doctor, quien es tu mecánico, mesonero o el mismo doctor, que cuando
llega a su casa se deja ser esa diva que guarda, se da permiso de ser
coqueta, femenina, delicada y vanidosa; ese otro lado que muy pocos
hombres tocan, pero que hace toda la diferencia.
Quizás somos invisibles, pero cómo nos gusta existir.
-Link al texto original: https://sharomtravesti.wordpress.com/2016/02/02/entrada-1-soy-invisible/
-Contacto: sharom_lover@yahoo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario