Por Sharom Nadine
Apresúrate en llegar a la cita, que a esta dama no le gusta esperar.
Se te ha hecho tarde, las diligencias del día, el trabajo, la gente y
el reloj se te pusieron en contra, vas retrasado y esta chica está
impaciente esperando por ti. Vamos que ya es hora de llegar a casa y
tratarla como se lo merece.
Abres la puerta y un fresco te entra, buscas la habitación a grandes
zancadas mientras te desabrochas la camisa, pronto el pantalón, los
zapatos y la ropa interior están fuera de la vista. Entras a la ducha y
empiezas tímidamente a sonreír, que ganas tienes de verla.
Te revisas el cuerpo y tomas la rasuradora para estar seguro que todo
está en orden y que te ves lo mejor posible para ella, te lavas la cara
y la exfolias, te lavas el cabello con la botella rosa para momentos
especiales, lo acondicionas y esperas los interminables 5 minutos que
indican las instrucciones, los aprovechas para afeitarte tomándote todo
el tiempo necesario hasta que quede la menos evidencia posible de barba,
revisas tu piel, tus ojos, el mentón, quieres que todo esté perfecto para
esta chica. Enjuagas tu cabello, chequeas una última vez y sales de la
ducha. Cubres con delicadas cremas y tónicos tu cuerpo en una ofrenda a
esta chica que sabes que le va a gustar.
Cada vez más cerca, tomas la suave toalla y te cubres con ella, esta
vez, la pasas bajo tus axilas y te cubres del pecho para abajo, ya la
sientes venir. Tu paso ha cambiado y contoneándote llegas a la
habitación; en el espejo te espera, tiene horas allí y te mira a los
ojos cuando subes la mirada. Bajas la vista y la miras por entre las
pestañas, le regalas una sonrisita tímida de bienvenida y comienzas la
maravillosa labor de ayudarla a decidir que se pondrá hoy.
Revisas los cajones y gavetas, vas pasando ganchos en el closet, seleccionando entre los hermosos tacones en la zapatera.
Dejas caer la toalla que te cubre como un acto de rendición, tomas de
la cama la pequeña confección de encaje color lila con detalles negros y
metes un pie tras otro y la subes por tus piernas, te rodeas el pecho
con el brassier, metes los brazos en los breteles y te contorsionas para
abrocharlo detrás, acaricias la falda y la blusa, las medias, los
accesorios sobre la peinadora, los zapatos en el suelo. Te sientas en el
cómodo taburete acolchado frente al tocador y volteas al espejo, allí
está esta chica, esperando por ti, te dice que te ves linda, allí estás
tú.
Qué bueno que llegas a tu cita, a esta dama no le gusta esperar.
Link a publicación original: https://sharhttps://sharomtravesti.wordpress.com/2016/04/19/entrada-10-la-cita/
-Contacto: sharom_lover@yahoo.com
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