Una implicación principal es que el travestismo no es un estado ideal. Es una pérdida de dirección de las energías sexuales de su propósito original. Daña la visión de sí mismo. El Travestismo arriesga la integridad orgánica del varón. Afecta la unidad de su ser. Una parte de él todavía se compromete con las mujeres y con encontrar niveles más altos de cumplimiento a través de su amor por las mujeres. Pero el travestismo desvía energías de esto; no invirtiendo adecuadamente sus impulsos sexuales en mujeres, éstas no se vuelven tan profundas como la relación con ellos mismos.
Es una "buena" estrategia a corto plazo, pero no a largo plazo. Durante cualquier día o semana, el travestismo proporciona placer y un escape de la ansiedad. ¿Pero cuáles son las consecuencias, qué oportunidades se pierden siguiendo la estrategia durante 10 años, 20 años o más?
El travesti básicamente experimenta una versión muy refinada de sexualidad infantil. Es una fantasía abrumadora, y sumamente narcisista. Algunos argumentan que el verdadero propósito del placer erótico es atarnos más profundamente a otras personas. En el travesti la persecución de placer sexual tiende a tener el efecto opuesto, alejarlo de las personas y acercarlo a si mismo.
El psicoanálisis distingue entre "amor fálico" y "amor genital". El amor Fálico es narcisista y demasiado interesado con el propio placer. En contraste el amor Genital más maduro que combina el propio placer con la conexión emocional más profunda y compromiso con el otro. Travestismo, entonces, parece más asociado con el anterior.
Una prenda de vestir puede trasformarse en un objeto erótico siendo utilizado primero para la masturbación y luego para las relaciones sexuales.
Para algunos autores las patologías como la depresión y los trastornos de la personalidad se asocian a esta categoría y expresan que al travestirse el individuo disminuye la ansiedad o la depresión. Afirman que en estos casos puede cambiar el travestismo a lo largo del tiempo haciéndose temporal, de manera que puede disminuir o desaparecer.
El centro de la motivación para la mayoría los travestis heterosexuales es una manifestación externa de un sentimiento interior fijo. En el centro entonces esta el elemento fundamental el quién, qué, y cómo siente la persona involucrada que busca encontrar una expresión externa compatible en virtud de su naturaleza y la atracción resultante a lo femenino de las cosas. Esta manifestación externa de sentimientos internos toma la forma de travestismo. Generalmente no es una cosa sexual, o todos los tales individuos serían atraídos por el mismo sexo, pero la mayoría de los travestis no son homosexuales. Entonces es evidente que la atracción innata a símbolos externos de la femineidad no es de naturaleza sexual, sienten una preferencia natural por la ropa femenina.
El travestismo puede terminar en el futuro como parte de una relación heterosexual. Algunos estudios dirigidos con travestis indican que ellos pueden tener relaciones sexuales normales, el 75% de los entrevistados estaba casado con niños. Aproximadamente 50% de travestidos mantiene en secreto su conducta y no vestiría con ropa del sexo opuesto más allá de su casa.
Desarrollo del transvestismo
v La primera etapa en el desarrollo del transvestimo ocurre entre los 5 y 14 años, a causa de la asociación de algún artículo de la indumentaria femenina con la satisfacción sexual, la masturbación. Puede generarse también en el niño que nota algún rasgo en que es más parecido a su madre o hermana que a su padre, y usando las ropas de la madre o de la hermana refuerza en sí mismo la definición de feminidad. Puede venir además de valorar a su madre como la que proporciona casi todas sus recompensas. La feminización puede ser entonces animada por la madre. La masturbación usando un poco de la ropa femenina, o el orgasmo sin la masturbación directamente, usando otra vez un artículo de la ropa femenina, no es inusual. Con el desarrollo de la personalidad se puede afianzar como una perturbación sexual cualitativa por deformación de la imagen de la pareja respecto al objeto con que se obtiene placer erótico u orgasmo (la utilización de ropas del otro sexo).
Este comportamiento puede ocurrir durante el crecimiento; hasta que la persona se establece en patrones heterosexuales normales. Su significación para el travesti, sin embargo, es que provee un patrón ya establecido de la satisfacción sexual que puede acrecentarse cuando él encuentra dificultades con sus relaciones sexuales interpersonales.
v El segundo paso se produce cuando durante su juventud el individuo percibe algunas dificultades en sus relaciones heterosexuales, que pueden ser causadas por libido baja o carencia de autoestima, necesarios en el funcionamiento heterosexual. Debe ser observado a este punto que el travestido tiene, de hecho, la misma meta socio-sexual (una meta de unión y relaciones compatibles de la familia) que el resto de la sociedad pero por una variedad de razones, sin embargo, esta meta puede ser inalcanzable para él.
Su miedo de la insuficiencia en el papel masculino puede venir a partir de uno o varios de éstos factores:
1) Puede ser un perfeccionista, exigir mucho de sí mismo en sus relaciones personales y sociales. Pudo haber obtenido este perfeccionismo de sus padres. Ningún comportamiento real es capaz de concretar esos altos ideales.
2) Puede tener una noción exagerada de los requisitos de la masculinidad, adquiridos de la "cultura masculina" en la que él participa. Puede contrastar con el rol masculino que él considera como dominante. En la pubertad estos papeles pueden estar reflejados en las áreas de deportes, u otras actividades exigidas por sus pares.
3) Puede tener un miedo exagerado de las consecuencias de fallas en su funcionamiento masculino o heterosexual.
4) Puede creer que tiene un bajo nivel de interés sexual o funcionamiento comparado con lo que él cree es normal o medio. No importa en este caso si esto es real o no mientras él sienta que es así.
Hasta este punto las condiciones previas del travestismo son similares a las condiciones previas asociadas comúnmente a la homosexualidad en que lo enajenan de masculinidad "normal". Con la excepción posible de la meta ideal de la relación con el sexo opuesto y del funcionamiento heterosexual, el travestido tiene los mismos miedos de la insuficiencia en el papel masculino que se asocian a menudo a homosexualidad. Éste puede confundir a menudo las dos formas de comportamiento.
v El tercer paso es la obstrucción de la unión con la homosexualidad. Hay dos razones por las que la homosexualidad puede ser una respuesta inaceptable para alguien con estas condiciones previas. Primero, y muy probablemente, él puede tener una aversión socializada a la homosexualidad, al igual que mucha gente dentro de nuestra cultura. Si éste es el caso la innovación es bloqueada por la socialización. La segunda razón por la que un travesti puede no virar a la homosexualidad es que aunque psicológicamente quiere, él puede carecer de la oportunidad de conocer u aprender el comportamiento apropiado a la homosexualidad.
La carencia de la disponibilidad de un enlace con la homosexualidad puede ser el resultado de su negación a satisfacer sus deseos homosexuales, o de no ser suficientemente atractivo para la solicitación homosexual a este punto en su vida.
Siendo bloqueado en ambas direcciones, homosexuales y heterosexuales, el travestido va de nuevo al patrón previo de satisfacción usando los artículos de la indumentaria femenina para masturbación. Al permanecer con este patrón se lo consideraría un fetichista. Sin embargo, puesto que él confía fuertemente en las metas de una relación heterosexual normal, incluyendo pero no limitando a una relación sexual con el sexo opuesto, y también incluyendo una relación social con el sexo opuesto, comienza a construir en fantasías una imagen más completa de la masturbación que había sido proporcionada por un solo artículo de la indumentaria femenina.
v El cuarto paso implica la elaboración de fantasías de masturbación vestido cómo mujer. Esto puede ser generado por una variedad de causas:
En el nivel biológico, como resultado de la regresión al autoerotismo, él puede tener un exceso de energía libidinal que él utiliza con su objeto gratificante (la vestimenta femenina), haciéndolo más completo.
Una segunda razón posible de la extensión de sus actividades es que él puede aprender que es un "travesti" (etiquetar su comportamiento). Tomando un nombre femenino puede a menudo descubrir que esto es que algo que hacen los travestis. La teoría de etiquetado no es relevante, sin embargo, porque la mayoría de los travestis no descubren al parecer que hay gente que tiene con su mismo patrón de comportamiento hasta después de que lo hayan elaborado ellos mismos. En casos donde el individuo siente que es relevante el etiquetar este comportamiento, o por el ímpetu de la elaboración adicional de su actividad travesti puede derivar en la literatura que puede encontrar en un kiosco de periódicos, o consultar a un psiquiatra que le informe sobre los patrones travestistas. Él aprenderá que no está solo en el mundo.
La tercera razón es que puede ampliar su interés fetichista en un travestismo más completo porque puede tener una realización completa de su fantasía, de un impulso hacia la perfección que ha esperado de las relaciones sociales, pero que rara vez éstas le proporcionan
Puede ser también que las personas que llegan a esta fase y elaboran sus fantasías de travestismo por una razón u otra se tornan exitosas, logrando una función heterosexual satisfactoria que hace del mismo una parte permanente de la personalidad.
v El quinto paso involucra la satisfacción en la identidad del travestido. Hasta que este quinto paso ocurra no se puede hablar de una persona como un verdadero travestido; él puede haber tenido otra forma de conducta sexual no convencional, o puede estar funcionando dentro de un modelo heterosexual normal. En esta etapa se produce la combinación del autoerotismo inicial con la elaboración del interés fetichista en el travestismo completo, y posiblemente el desarrollo de una personalidad femenina. (78% se sienten con una personalidad diferente cuando se visten con ropa femenina). Una persona que es autoerótica no tiene necesidades de dependencia de una pareja para obtener satisfacción sexual, y una persona que tiene internalizada su relación con un objeto de autoerotismo no tiene ningún miedo sobre lo que la sociedad dirá sobre él. Una vez que el travestido descubre que tiene, en cierto sentido, a un hombre y una mujer dentro de él, puede jugar internamente fuera de muchos de los modelos heterosexuales culturalmente prescritos. También puede proporcionar muchas de las expectativas de complementariedad de macho-hembra todos dentro de él. Después de un día duro en la oficina él no necesita venir casa a buscar a una esposa cariñosa; él se vuelve su propia esposa. El travesti asume el papel femenino a través de sus ropas y representándolo, y tiene sexualidad masturbándose al mismo tiempo, sin la molestia de tratar con una mujer real que podría proporcionarle un fracaso o algún disconfort sobre su identidad masculina.
Debido al pasivo del papel femenino que la mayoría de los travestidos adoptan, pueden escapar de los problemas de la vida real yendo a casa y vistiendo ropa femenina. Promulga el papel de mujer cariñosa hacia él y obtiene el mismo descargo tensional que la relación matrimonial más vital podría proporcionarle. Así, por las mismas razones que los matrimonios felices no se divorcian, los travestidos no dejan el travestismo.
Este modelo de satisfacción normalmente se afianza en la identidad del travestido entre los 18 y 20 años, aunque en algunos casos se estabiliza más tarde y reaparece posiblemente a causa de un matrimonio insatisfactorio, o algún otro retroceso en el rol masculino. En cualquier caso, es posible que el travestido siga casado porque todavía tiene el ideal del varón heterosexual funcionando exitosamente, y asume que ese travestismo es sólo un descargo sexual que se tornará innecesario cuando tenga sexo regular y satisfactorio en el matrimonio. Cuando la relación en la vida real pierde algo de su poder para satisfacerlo debido a problemas interpersonales o fastidio, la mujer interior del travestido proporciona satisfacción directa y sencilla. El travestido encuentra, que esto lo satisface más que una relación con otras personas porque él directamente, sin los problemas de otra persona, da descargo de las tensiones de su vida cotidiana.
Comparado con esta descarga directa de tensión, el proceso indirecto tratando con el papel de otro, una esposa, parece muy tortuoso a él, y la conducta travesti se afianza firmemente como parte de su modelo de conducta.
Transvestismo no parece ser un problema social mayor. A nivel social sería necesario establecer la posición social de "transvestido" que como no ha alcanzado un respetable papel en ella, debe permanecer un poco fuera del orden institucional de la sociedad.
El verdadero daño, va por dentro. El travesti sufre y no es victimario en el otro por ser tal, sino que él mismo es la víctima. “Daña la habilidad del hombre para desarrollar y mantener una relación íntima con un compañero”. “Cuida despertarse sexualmente más al travestismo que a un compañero real”. La imposibilidad de encausar correctamente el travestismo, puede ocasionar trastornos en el dormir, comer e ínter-relacionarse con su propia mujer y con terceros. El amor, cariño y dulzura que conviven con el travesti, pueden convertirse en bronca, rabia, indiferencia, etc. Todo esto, lo sufre el travestista en su interior y por ende, su pareja o núcleo cercano.
Los elementos esenciales para considerar una conducta como transvestista son los siguientes:
¨ Ser una necesidad impulsiva erótica independiente de toda coacción externa;
¨ Se debe descartar que no sea un hecho circunstancial de disfraz, representación teatral o coacción social;
¨ Tiene independencia de la orientación sexual (ya que se puede dar en autosexuales, homosexuales, heterosexuales y bisexuales).
¨ Puede ser una manifestación "genuina" o por "inducción infantil" mediante una madre insatisfecha con el sexo de su hijo y que luego se hace hábito.
Todos los autores están de acuerdo en que tanto el travestismo como la parafilia se dan fundamentalmente en sujetos heterosexuales. Si bien es cierto que hay homosexuales que se travisten en aras del espectáculo, la prostitución o simplemente el placer estético o por histrionismo, ello no guarda relación directa con la excitación sexual. Lo común es que se trate de varones heterosexuales, habitualmente casados y con hijos, que guardan en secreto su parafilia, inclusive a sus esposas.
El travestista (10% de la población) suele tener predilección fetichista, especialmente por alguna prenda del otro sexo.
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