El comienzo de los estudios dedicados al travestismo es un indicador de los procesos históricos que coadyuvaron en la creación de la actual clasificación de las nominadas disforias; nomenclatura que forma parte del conflictivo que la idea del transgénero inauguró en la década del 80.
Magnus Hirschfeld, médico alemán, sexólogo e investigador, fundó en Berlin, en 1918, el Instituto de Investigaciones Sexuales; dicho Instituto que guardaba historias clínicas e investigaciones, disponía también de una biblioteca que contenías más de 20.000 volúmenes especializados en sexualidad. Todo ese material fue destruido por los estudiantes nazis en 1933.Según los rumores, esos archivos contendrían una excesiva cantidad de datos acerca de jerarcas del nazismo
Organizó, junto con Havelock Ellis y con Forel el Primer Congreso de Reforma Sexual , realizado en 1921; le siguieron los Congresos de Viena, en 1930, y la Fundación de la Liga Mundial de Reforma Sexual, que se acompañaron con la publicación de sus primeras obras acerca de homosexualidad (1920), de prácticas sexuales no habituales (1933) y otra referida a las perversiones (1938).
Se proponía elaborar una sociología sexual, en la cual los problemas éticos, criminológicos y legislativos ocupasen un lugar significativo. Coincidiendo con Forel, pensaba que no deberían existir problemas entre la "higiene sexual" (así se la denominaba en aquella época) y la ética sexual.
Hirschfeld había avanzado más aún: libró una batalla contra el artículo 175 del antiguo Código Penal alemán que condenaba con cinco años de prisión a los homosexuales. En 1903 llevó a cabo la primera encuesta sobre homosexualidad y heterosexualidad, dirigida a 3000 estudiantes varones y recibió 1756 respuestas. Inmediatamente convocó a obreros metalúrgicos con el mismo criterio y obtuvo el 40% de las respuestas. El escándalo que provocó con ambas encuestas le costó una multa de 200 marcos (o bien diez días de cárcel).
H. Benjamin (1996) otro estudioso dedicado al tema, narró las visitas que en 1920 realizó a Hirschfeld en la clínica que éste dirigía; allí se encontró con travestis que raramente asistían para tratarse pero que recurrían a la ayuda del director para procurarse el permiso que debían presentar ante el Departamento de Policía de Berlín. Era necesario llevarlo consigo para vestirse como mujeres y de ese modo aparecer en público. En la mayoría de los casos, este permiso se otorgó porque estos pacientes afirmaban que no tenían intención de emprender un crimen aprovechando el disfraz, e Hirschfeld consideraba que vestirse como mujeres resultaba beneficioso para su salud mental.
Un precedente clínico de la descripción de los travestis (1967) se produjo en 1870 y estuvo a cargo de W. Westphal quien se refirió al travestismo caracterizándolo como "forma de sentir sexualmente contraria", situación en la que "un hombre manifiesta una sensibilidad femenina y padece angustia cuando intenta refrenarse: la angustia cesa cuando logra expresar su manía"
Han transcurrido varias décadas desde esta descripción, sin embargo, es posible mantener el criterio original: "el travesti se siente absolutamente ajeno a su sexo; sus sensaciones como mujer o como varón (ya se trate de travesti masculino o femenino) los saturan completamente, sin que sea posible constatar en él algún signo de locura"
Havelock Ellis , inspirándose en las historias del Chevalier d´Eon de Beaumont, un conocido travesti en la corte de Louis XV propuso el término "eonismo" para la misma condición. Corresponde entonces recordar al Abate de Choisy, nacido en el castillo de Luxemburgo en 1644, durante el reinado de Luis XIII. Su madre, mujer brillante, tuvo un papel (no sabemos exactamente cuál) en la historia de las Ridículas del siglo XVII. Perdió a su padre muy temprano y su madre lo crió como mujer. Según se lee en la Presentación de sus Memorias (1987) (cuya autoría la editorial no aclara) a los dieciocho años, apenas tonsurado, consiguió la abadía de Saint-Seine. Dos años después se fugó y, vestido como mujer, durante seis meses acompañó a un grupo de comediantes. Por fin se instaló en Paris como la condesa de Barres. Sus memorias, editadas en 1735 cuentan cómo transforma paulatinamente sus hábitos en una vestimenta femenina que, entre complacencias y complicidades, era aceptada por el entorno.
El famoso texto de Richard Burton (1989), entre los centenares de descripciones alrededor de sus viajes por oriente, reproduce un texto de L. Daville donde se "describen las infamias de Lahore y Lajnau donde encontró hombres vestidos de mujeres, con flotantes rizos bajo sus coronas de flores imitando el andar, los gestos femeninos y su voz, guiñando el ojo a sus admiradores con la coquetería de las bayaderas."
Esta descripción coincide con un estilo de travesti "voluntariamente sexy, una aproximación atractiva porque representa ese tenerlo todo a mano, la pura sexualidad de tramoya, Cocteau y Man Ray se fascinaron por el delicioso Barbette y en la historia de la literatura se han descrito repetidamente verdades y mentiras acerca de ellos".
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