jueves, 25 de agosto de 2016

Manifiesto Trans-terrorista

23.08.2016

Fotógrafo anónimo alemán. Tenerife, años 40 o 50.
Fotógrafo anónimo alemán. Tenerife, años 40 o 50.
“Hace tiempo que superé el miedo de poner un pie en la calle. Por las miradas de desprecio en la cola del súper. Los comentarios que me dedican tantos machos a la espalda. Risas provocadoras al cruzar la esquina de mi calle o los gritos de ‘maricón’ que flotan en el aire”. Así comienza el valiente texto de la artista Dani Curbelo para la serie ‘TEXTOSterona’ que ‘El Asombrario’ está ofreciendo este mes de agosto.

Por DANI CURBELO

Hace tiempo que superé el miedo de poner un pie en la calle.

Por las miradas de desprecio en la cola del súper. Los comentarios que me dedican tantos machos a la espalda. Risas provocadoras al cruzar la esquina de mi calle o los gritos de “maricón” que flotan en el aire cuando el coche pasó a más de sesenta. Y tantas cosas más desagradables.

Sé que no soy culpable de sufrir esos mecanismos de odio. No soy culpable de ser y vivir discordante a las normas hegemónicas que establece esta dictadura de la genitalidad. Un sistema opresor que nos obliga a cumplir cientos de dictámenes con tal de gozar un mínimo de bienestar social. Porque ser “normal” nos asigna privilegios. Y quienes no queremos serlo nos convertimos en la personificación más grave del peligro y la amenaza contra el dominio subyacente de nuestra cultura patriarcal, la cual reduce la diversidad y multiplicidad humana estableciendo como válidas dos únicas categorías: “Hombre” o “Mujer”. De este modo es mucho más fácil instaurar una abusiva jerarquía entre ambas.

Cualquier tipo de pluralidad sólo se plantea desde el entendimiento como pecado, delito y/o enfermedad. Se nos trata como “terroristas” porque nuestros sentimientos y circunstancias desobedecen los mandatos del género.

Y por supuesto, se nos cuestiona sin consideración.

Toda identidad no binómica, contraria a las construcciones sólidas y eternas que nos han impuesto y que a su vez sea capaz de contemplar la libertad de fluir sin reparo por una extensa variedad de expresiones y géneros, atenta directamente contra la normatividad.

Yo he rechazado tajantemente ser, relacionarme y actuar conforme a la categoría que se me impuso al nacer en base a mis genitales. A cada paso manifiesto, transmito y sostengo que no soy “Hombre”. Pero tampoco me identifico como “Mujer”. No quiero adoptar lo opuesto por un mero hecho de reduccionismo.

Para muchas personas soy un maricón demasiado afeminado. Para otras soy una mujer transexual que todavía no se ha decidido a “dar el paso”.

¿Dar el paso hacia dónde? Plantear y cuestionar el transgenerismo como una etapa temporal antes de tomar una decisión, una fase de indecisión o incluso un fenómeno trending topic es otro ejemplo más de lo interiorizada que tiene la sociedad el planteamiento binario sobre las identidades.

Lo que soy no es fruto del titubeo ni de la cobardía.

¿No es valiente el hecho de romper constantemente con los muros de la normalidad que nos encierran y oprimen? ¿No es digno de admirar el salir a la calle aun siendo víctimas de todo el peso de un sistema que nos recuerda a diario que somos personas “enfermas” y “confundidas”?

Debemos entender que “identidad” y “cuerpo” son conceptos independientes.
¿Acaso una mujer a la que le han extirpado el útero o un pecho por un cáncer deja de ser “mujer”? Y si un hombre pasa por una penectomía, ¿qué o quiénes cuándo sale del quirófano?
Yo amo mi cuerpo. Me siento muy a gusto en él. Tengo pene y testículos, pero no soy un hombre. Y me niego a recurrir a la cirugía para cortar ese trozo de carne arrugada porque poseerlo me otorga inevitablemente una categoría con la que no estoy conforme.

Mi cuerpo y mi identidad no están mal, la sociedad sí lo está.

Yo quiero ser como me siento, anhelando explorar los territorios prohibidos para el discurso normativo. Deseo construirme no en base a las exigencias de esta sociedad, sino en relación a las apetencias e inclinaciones que experimente con el transcurso de mi vida.

Por esta razón exijo respeto.

No sólo para mí. Exijo respeto para todas las personas que considero compañeras. Para las que están y las que no. Para las víctimas de este régimen opresor que cada día tiene cientos de asesinatos, suicidios y casos de violencia y discriminación contra la comunidad Trans.

Resistimos porque sabemos que, ante todo, somos personas con los mismos derechos que cualquiera.

Y nada nos va a frenar hasta que acabemos con esta dictadura de la genitalidad.
***
Dani Curbelo es una artista residente en Tenerife que trabaja desde la transgeneridad, centrando gran parte de su obra y discurso en torno a la opresión y enajenación de los cuerpos no normativos, al mismo tiempo que aboga por la auto-determinación de las identidades trans.

Link al texto original: http://elasombrario.com/manifiesto-trans-terrorista/

lunes, 15 de agosto de 2016

Bajo Mi Falda, Con Sharom Nadine - Programa 01 (14/08/2016)




Les dejamos un enlace a la primera edición del programa de radio por internet Bajo Mi Falda, con Sharom Nadine, una emisión online única en su tipo en toda Latinoamérica, creada para ir más allá del sexo, género o identidad, con mucha clase, chispa, inteligencia y buen gusto.

Conducido por la travesti bisexual Sharom Nadine desde Maracaibo, Venezuela, el programa tratará temas de sexualidad en general y sobre la comunidad LGBTTTI en particular.
 

Buena radio siempre diversa, para tod@s los hablantes del idioma español.

Puedes escuchar una nueva emisión en vivo cada domingo a las 7:00 PM hora de Venezuela (5:00 PM hora del centro de México) o buscar la grabación posteriormente en su espacio en la red Soundcloud.



ENLACE AL AUDIO EN SOUNDCLOUD:
https://soundcloud.com/sharom-nadine/bajo-mi-falda-con-sharom-nadine-programa-01-final

ENLACE A LA PÁGINA OFICIAL DEL PROGRAMA:
http://www.bajomifalda.tk/

miércoles, 3 de agosto de 2016

Recuerdo cuando era niña



Por Sharom Nadine

 
Recuerdo cuando era niño y me di cuenta que también era niña

Me visto de mujer desde los 12 años, una mezcla fatal de mucho tiempo sola en casa, aburrimiento, alma femenina, demasiadas curiosidad y un conjunto de babydoll azul celeste con string bikinis a juego en la gaveta abierta de la ropa íntima de mi mamá.

Siempre fui apasionada de la ropa de chicas, siempre me pregunte que se sentiría, las cintura ajustada y los zapatos con tacones altos, tener pechos o llevar pinturas en la cara, era algo tan intrigante para mi inquieta cabecita pre adolescente, como un rompecabezas que no era mí, ni tenía idea de cómo se armaba, pero que no podía soportar ver desarmado. Me urgía descubrir que pasaba más allá de la ropa aburrida que los hombres se ven forzados a llevar.

Por aquella época tuve mi primer y único sueño húmedo, por supuesto involucraba soñarme vestido con ropa de mujer, me levante avergonzado de cómo mi cuerpo me había traicionado a cambiar sábanas y darme un baño de media noche, para borrar las evidencias de aquel “accidente”. Pero entonces, la curiosidad se convirtió en algo más fuerte, era posesa del deseo de saber porque las mujeres se tardaban tanto vistiéndose y que se sentía llevar un brassier,

Muchas veces estuve cerca, hasta que me descubrieron, y gracias a que en ese momento descubrí lo buena mentirosa que puedo ser si hace falta (aunque no me gusta mentir), no hubo problemas mayores. Tuve momentos de disfrute increíble, momentos de culpa terribles; hice mil promesas de nunca volver a vestirme, que se rompían en el momento que la casa se quedaba sola y tenía a mi disposición el closet de mi mamá, closet que yo conocía mejor que ella, ya que combinaba la ropa en maneras que ella nunca hubiese pensado. Me hice experta en sus tacones y en su maquillaje, tanto que en bachillerato sabía más de ropa, maquillaje y andar en tacos altos, que cualquier compañera de clases, es una lástima que nunca se lo pude echar en cara a las que me trataban mal

Mi forma de aprender fue doloras y basada en el ensayo y error, sin YouTube, sin siquiera internet, sin amigas cercanas, ni nadie a quien contarle, tuve que aprender viendo e imaginándome por mi misma como se hacía cada cosa. Uno de los momentos más horribles, fue cuando me dio curiosidad por pintarme las uñas; sabía dónde mi madre guardaba su kit de manicure y sus pinturas, elegí un rosa fuerte precioso, me lo apliqué con toda la paciencia del mundo y me encantó el resultado. Cuando comenzó a acercarse la hora del regreso de mis padres, en mi ignorancia creí poder lavar la pintura de mis uñas con agua y jabón, idea que se hizo añicos tras el intento, desconociendo yo el uso del quitaesmalte, recurrí a frotarme dolorosamente con una esponja hasta que mis dedos sangraron y la última molécula de esmalte dejó mis uñas. Cuando días después descubrí las bondades de la acetona, todo se hizo claro para mí.

Esa es sólo una de las anécdotas de mis inicios en el mundo de la femineidad, de mi entrada al mundo de rosa y encaje.



-Contacto:
sharom_lover@yahoo.com

Esos piropos


Por Sharom Nadine
Llámame vanidosa, llámame creída, lo que quieras, pero amo los piropos.

Hay piropos que vienen del lugar menos pensado, otro que te alegran el día, algunos incómodos y otros más que bienvenidos, la cosa es que me gustan casi todos. Los disfruto como pequeñas perlas de autoestima y como muestras de que mi transformación es placentera a los demás.

Un cumplido a tiempo, puede cambiar un día malo en uno más soportable y llevadero, un ceño fruncido en una sonrisa que se escapa por la comisura de los labios, es rico sentirse que todo el tiempo que pasaste rindiéndole pleitesía a Nuestra Señora del Closet, a los Santos Cosméticos, a la Divina Depilación, a nuestra Santa Madre Peluca y a las benditas deidades de los Accesorios, han pagado su fruto.

Los mejores piropos son los que llegan sin avisar, sin esperarlos y de personas que amas pero de la que nunca esperaste escucharlos; recuerdo cuando le confesé a una amiga que adoro mi travestismo, lo hice cobardemente y por MSN, no me atrevía a darle la cara y temía su rechazo, ella lo tomó divinamente, asombrada pero abierta y receptiva, le pregunte si quería ver fotos mías vestida, ella accedió y se las envíe, fueron segundos larguísimos esperando sus respuesta, y no pude menos que asombrarme, emocionarme y sonreír de oreja a oreja cuando me escribió “¿Perra, pero si tienes mejores piernas que yo!”. No hace falta decir que es uno de los mejores cumplidos que me han hecho en mi vida, el uso del femenino, su tono de total sinceridad y el hecho que ella tiene piernas magnificas, son más que razón para guardarlo como el mejor piropo que me han hecho.

Han habido otros memorables, el primer piropo que me hicieron en persona, aquel que vino de una admiradora que nunca esperé tener, el  que me hizo un hombre en persona por primera vez, las líneas se me hacen cortas, pero si gustan puedo escribir más sobre este tema, déjenme una línea o dos y prometo tocar cada tema que ustedes deseen.

El punto es, que puede que ese toque de vanidad en mí o esa necesidad de ser apreciada en mi esplendor femenino, me lleven a ser esta junky de los cumplidos, esta adicta a los piropos, pero sólo a los sinceros, buen gusto y de buen corazón. Esos son los que hacen que una chica se sienta linda, divina y apreciada.

Por vanidad o por cariño, amo los piropos.



-Contacto:
sharom_lover@yahoo.com

Doble vida


Por Sharom Nadine

 
Mi vida es doble y hasta triple.

Todos en la vida usamos varios sombreros, padres, hijos, hermanos, trabajadores, subordinados, esposos, vecinos; pero las mujeres travestis además de estos usamos otros sombreros más, más coquetos y lindos, más vistosos y llamativos, aunque nadie los vea.

Cuando llega el tiempo de cerrarle la puerta a nuestro día común, le abrimos el closet a la fantasía, es allí donde nuestros otros roles salen a vestirse de falda y tacones, a maquillarse los ojos y a rellenarse los pechos. Es allí cuando nos convertimos en esas otras “yo” (que no es una, que son muchas), allí somos damas, niñas, mujeres, perras, diosas, modelos de pasarela, guerreras, amantes, divas, putas, señoritas, muñecas, princesas y mucho más.

Nuestra doble vida se multiplica, se hace muchas, se abre a toda una nueva serie de roles que muchas veces escondemos unos de otros; y muchas veces quien nos conoce como una, no nos conoce como otra.

De esta manera las vidas se duplican, se triplican, se hacen muchas, tantos como atuendos en un closet, y es que algo tiene esto de la doble vida, esto del secreto que se comparte con otros en las mismas situaciones, esto de que haya códigos y secretos acuerdos de no revelar al “mundo real”, quienes somos realmente.

Hace poco, después de leer una entrega de esta columna, una de las personas que más quiero y cuya opinión más me importa me felicitó y me dijo “estoy muy feliz por ti, me encanta que estés brillando tanto con tu personalidad real“, porque para ella, está es quien soy realmente, mi “otro yo“, es el disfraz, es la careta, es mi otra personalidad, y pues, debo decir que me encantó, me vuelve loca de felicidad que sea así, porque así quiero que me vea, para ella soy Sharom, para mis amigas, mis hermanas, para los chicos y chicas que me suben el ego con sus piropos, para ellos y ellas, esta soy yo, la de verdad ¡Qué feliz me hace!

Y así es como la doble vida, se triplica, se multiplica y aún sigo siendo yo.


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sharom_lover@yahoo.com