miércoles, 5 de julio de 2017

Las 'crossdressers': los hombres que viven su lado femenino





Bea (sentada) y Barbie (de pie) en el estudio de transformismo y 'crossdressing' Dafni Girls J. BARBANCHO


Los transformistas, en su mayoría heterosexuales, que se transforman ocasionalmente en mujeres

Empresarios, abogados, militares, informáticos o agentes de banca acuden al estudio de crossdressing Dafni Girls para sentirse, por unas horas, como una mujer. Es el caso de Álex, que nos recibe ya transformada en Bea: una belleza rubia enfundada en un vestido negro sobre unos tacones de infarto.
"Tanto yo como la mayoría de las crossdressers tenemos una parte femenina y ésta es la forma con la que conseguimos exteriorizarla y vivirla completamente", cuenta Bea a EL MUNDO desde este luminoso y acogedor apartamento de Chueca. Mientras habla, Dafni Coco, estilista y coach de feminidad artífice del cambio, ayuda a prepararse a Raúl, quien no tiene problema en mostrarse primero como hombre para después presentarse como Barbie, una exuberante pelirroja ataviada de blanco inmaculado. "Ir vestido de mujer a mí no me da vergüenza y si me gusta, mientras no haga daño a nadie, pues por qué no. Es una cosa muy bonita aparte de que es muy divertido", afirma mientras confiesa divertida: "Es que además soy mona: la gente me silba por la calle".
Bea prefiere mostrar esta parte de sí misma únicamente a sus amigas crossdressers. "No creo que merezca la pena lo que voy a ganar con lo que voy a perder o sacrificar. Una mayoría de personas de mi entorno no lo entenderían y les haría daño". Y reconoce: "Entiendo perfectamente que la sociedad tenga prejuicios o ideas preconcebidas porque yo mismo los tenía hasta hace poco. Solo me gustaría que la gente esté abierta a escuchar nuestra historia y luego que piensen lo que les dé la gana".
Según explica, "el crossdressing no tiene nada que ver con la opción sexual", de hecho la mayoría son hombres heterosexuales. "Digamos que hay tres personas que podrían confundirse. Están los transexuales: personas que han nacido con un sexo biológico que no se identifica con su identidad de género. Los transformistas: personas que se visten de mujer única y exclusivamente con motivaciones artísticas. Y luego estamos las crossdressers, que no tenemos disforia de género, estamos contentas con el género con el que hemos nacido, pero una parte de nosotras corresponde al otro género, el femenino, y exteriorizamos y vivimos esa parte a través de nuestras transformaciones, que hacemos de manera temporal".
Bea recuerda emocionada su primera vez. "Del momento del espejo me acordaré toda mi vida. La mezcla del maquillaje, el estilismo, la peluca, se correspondía exactamente con lo que siempre había soñado, no buscado porque nunca pensé que pudiera encontrarlo. Eso me dio alas para aprovechar ahora a tope" y desde entonces sale a la calle, va de compras, a cenar o a bailar con Barbie y las demás chicas. "Me di cuenta de que todos los miedos que tenía, que me iban a reconocer, que me iban a agredir, eran infundados", asegura.
Barbie, por su parte, cuenta sobre sus inicios en el crossdressing: "Yo al principio decía yo no soy tal o cual, siempre con etiquetas. A mí eso ya me importa cinco pimientos. Yo soy yo, soy Barbara Ann, vengo aquí, me lo paso lo mejor que puedo y disfruto mucho". Aunque aclara: "No podría hacerlo en mi casa porque tengo hijos pequeños. Tampoco les quiero transmitir que esto es malo, pero se lo diré cuando sean mayores".
Dafni descubrió este mundo en 2011 cuando un hombre contactó con ella para que le enseñara todos sus trucos. "Yo era maquilladora y estilista en aquel entonces y me interesó muchísimo poder crear una imagen opuesta a la que tenían. Aparte, es algo muy creativo y me llenó muchísimo la finalidad de estas personas: hacerlo simplemente por expresarse, por liberarse, por placer, rompiendo todos los estereotipos y creencias que tenemos marcados y exteriorizando esta parte femenina".
En 2015 dejó su Barcelona natal para crear Dafni Girls en Madrid, donde atiende a hombres de toda España. Las sesiones incluyen acceso completo al vestidor, zapatos, ropa interior, complementos o pelucas, es decir, "una imagen adaptada y el entrenamiento en modales, gestos o cómo andar con tacones de forma que puedan sentirse lo suficientemente seguras como para atreverse a vivir esta parte de su vida".






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