jueves, 3 de marzo de 2016

Soy invisible





Por Sharom Nadine
 
Soy la T invisible y silente del LGBT, soy travesti de closet.
De diario tengo aspecto, actitud y vida de varón, pero en casa y cuando me provoca soy una princesa. Amo mi dualidad, me encantan las dos caras de mi moneda, de hecho darme la libertad de ser mujer, me ha ayudado a ser mejor hombre, me ha enseñado cosas que de otra manera no hubiese podido aprender.
La cosa es que en lo que respecta al mundo real y al mundo del ambiente LGBT no existo, las travestis gay, las mujeres trans, los gay, mujeres lesbianas y heterosexuales, no saben y no pueden creer que existamos; vivimos en un closet eterno que nos tiene tan escondidas no solo de nuestras familias, amigos y trabajos, sino de la misma comunidad a la que pertenecemos.
Es muy difícil ir por allí explicándole a todo el mundo quién eres, como es que si te vistes de mujer y no seas gay, que no te gusten los hombres, que no tomes hormonas o no quieras hacerte los pechos. La diferencia entre sexo, género e inclinación sexual no están claras para todos y eso para mí y las chicas como yo, es un problema.
Gracias al nunca bien ponderado facebook, he conocido cientos de chicas en mi misma situación, casadas o solteras, cuyas esposas saben o no, con trabajos que van desde policía, gerente de banco, diseñadores gráficos, comerciantes, abogados, ingenieros y pare usted de contar; todas ellas, al llegar a casa, en sus ratos libres o a escondidas, dejan salir su feminidad, se dejan ver por el espejo, se ponen la más bella ropa íntima, se maquillan con esmero, coquetean sus tacones y faldas al silencio, viven su vida virtual a través de las redes sociales y las más atrevidas, se toman fotos o se dejan ver por webcam.
El punto es que existimos, pero tenemos dificultades que poc@s enfrentan. No es salir del closet, es salir del closet en vestido y maquilladas, pero luego volver a ser el hijo, padre, hermano, compañero de trabajo o amigo; nuestras dos caras no están reñidas, no se pelean, no se odian, se complementan.
Tú no sabes quién se sienta a tu lado en el metro o en la consulta del doctor, quien es tu mecánico, mesonero o el mismo doctor, que cuando llega a su casa se deja ser esa diva que guarda, se da permiso de ser coqueta, femenina, delicada y vanidosa; ese otro lado que muy pocos hombres tocan, pero que hace toda la diferencia.
Quizás somos invisibles, pero cómo nos gusta existir.


-Contacto: sharom_lover@yahoo.com

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