jueves, 29 de diciembre de 2011

El travestismo en la religión

Se creía que en los ritos de la fertilidad realizados por los cananeos donde la finalidad de aumentar la fertilidad de la tierra se lograba mediante el intercambio de vestimentas entre hombres y mujeres. Las evidencias para este tipo de intercambio son prácticamente inexistentes. Con todo, sabemos que la diosa Anat figura en los documentos actuando como un hombre y vistiéndose como uno de ellos.
También encontramos evidencias claras relacionadas con el ritual ofrecido a la diosa a Ishtar por parte de los travestis de babilonia. Se creía que el ritual de cambio de sexo se producía como resultado de un cambio de sexo y el cambio de ropa resultante se practicaba cuando los hombres eran castrados.
Entre los hititas también hay evidencias de practicas rituales por parte de travestis con exclusiva participación masculina cuya la finalidad era eliminar la feminidad en el hombre y la de restaurar su masculinidad. Otros encuentran en la legislación bíblica que estamos comentando un rechazo a los rituales homosexuales que se practicaban entre los paganos.
La cultura  Judío-Cristiana es una de las pocas que reprime a travestis y transexuales. En algunas otras culturas se los venera como personas espirituales. ¿Por qué? Porque la religión y la cultura nos han programado de alguna manera para despreciar a aquéllos que son diferentes. 
Deuteronomio 22:5 dice: "La mujer no debe usar ropa de hombre, ni el hombre debe usar ropa de mujer, porque al Señor repugna a cualquiera que hace estas cosas". Al considerar esto, uno necesita remontarse a la época en que el antiguo testamento fue escrito. 
La mayor parte de los estudiosos interpretan esta disposición como resultado de las prácticas del travestismo que había entre los israelitas, enemigos de los judíos, es por esto que dicha práctica fue proscrita por la sociedad judía. (Otras leyes escritas entonces serían inconcebibles hoy en día. Entre ellas: mujeres apedreadas hasta la muerte por cometer adulterio (los hombres no eran castigados), y una prohibición contra comer carne de cerdo y  algunas otras comidas.) 
Hay tres cláusulas en este pasaje.  
(1) el artículo de un hombre no estará en una mujer; 
(2) y un hombre no llevará el vestido de una mujer; 
(3) quienquiera hace semejante cosa es aborrecido por Dios. 
Esta situación puntualiza una vez más que al final lo que vale es el significado que tiene el texto en sí mismo. Considerémoslo.
Primero, la prohibición fue cuidadosamente planteada: "La mujer no llevará artículos de hombre”. La palabra hebrea traducida por "ropa" (kali), idea que incluye más que lo abarcado por la palabra ropa, podría ayudar a la comprensión del texto. El énfasis está en la vestidura que distingue a un hombre de una mujer. "Ni el hombre debe usar ropa de mujer”. El término hebreo simlah, (manto, funda, envoltura") hace referencia a una pieza de ropa de forma rectangular que se utiliza como envoltura. Dicha vestimenta también era utilizada por los hombres con la diferencia, de acuerdo a las autoridades que las utilizadas por el sexo femenino eran hechas de un material más fino y de colores más vistosos adornados con un bordado que las caracterizaba.
Segundo, el contexto está formado por una colección de diversas leyes relacionadas con varias acciones a la persona. El mayor énfasis parecía estar en el respeto que debía haber por las personas y sus correspondientes propiedades incluyendo también a la naturaleza. En efecto el elemento unificador estaba en el respeto por el orden social y natural establecido por el Creador. En este aspecto no hay nada que lo relacione con las prácticas rituales paganas.
Tercero. Existe otra razón para la prohibición que estamos comentando. El Señor "detesta" a la persona que hace esas cosas. Aquí hay un elemento que se considera ritual. El término detestable/abominable/repugnante es utilizado en otras citas para referirse a las actividades religioso-paganas las cuales Dios rechaza. También se las utiliza para hacer referencia a determinados comportamientos que son detestables para el Señor (véase Deut. 24:4; 25:16).
La legislación que estamos considerando no responde a las influencia de las culturas antiguas que tiene valor relativo para nosotros, sin embargo están fundamentadas en principios que son relevantes para el cristianismo actual. Dios es un Dios de orden y en la creación él estableció límites con la finalidad de mantener el orden instituido por él. La diferencia entre el hombre y la mujer fueron establecidas en la creación cuando la raza humana fue definida como "hombre y mujer". Cualquier factor que altere dicha distinción es rechazada por los escritores bíblicos. En este contexto, en el ambiente israelita sería un rechazo al travestismo del ritual pagano, pero, el principio no debe limitarse exclusivamente a esta expresión por cuanto está basada en el orden de la creación. Esto por supuesto que produce un efecto que también nos alcanza. Cada cristiano debería vestir de un modo que mantenga claros e inalterables la distinción entre los sexos. Los detalles acerca de la implementación de los principios que estamos destacando es algo que, en una sociedad bastante compleja, debería ser determinado por el creyente en comunión con su Dios. En una cultura en la cual la sociedad define la manera de vestir de la gente, los cristianos debemos ser muy cuidadosos al escoger las vestimentas que sean compatibles con nuestros principios y valores.


La opinión de la iglesia
El hecho de padecer alguna anomalía sexual (es decir experimentar la inclinación anómala) no significa necesariamente un pecado, a menos que haya sido adquirida voluntaria y libremente por repetición de actos viciosos. Sin embargo, quien la padece está obligado a reprimirla, al igual que el hombre normal debe reprimir sus instintos desordenados. Si no es consiente de sus inclinaciones y las combate, no hay pecado; en caso contrario, sí.   
Dentro del matrimonio siguen valiendo los conceptos anteriormente dichos, y cuando esta actitud es pecaminosa se agrava con la malicia propia de la infidelidad (un cónyuge se debe al otro en cuerpo, afecto y pensamiento).

No hay comentarios:

Publicar un comentario